miércoles, 14 de septiembre de 2011

Película cebollita I: Las balas no le dieron la victoria

El trabajo para los encargados de decidir quién gana el premio Óscar a la mejor película, no es fácil. Al contrario, es muy complejo. Elegir un vencedor entre los mejores films del año siempre genera suspicacias: que el triunfador no se lo merecía, que se olvidaron de tal película, que el guión de la otra era mejor narrado… En definitiva, frases que revolotean por Hollywood y por el mundo durante días.

Los próximos días miércoles, voy a dedicarme a esas películas cebollitas. Es decir, a esas que eran grandes candidatas a obtener la estatuilla más deseada, o que se lo merecían por diferentes motivos, pero que la Academia de Hollywood le dio la espalda, y prefirió premiar a otra. A esos grandes títulos que tuvieron que conformarse con una simple nominación, y ver el premio pasar de largo.

En 1998 la película Shakespeare enamorado logró obtener el Óscar más preciado. Pero la candidata era otra. Salvando al soldado Ryan tenía todos los condimentos para coronarse vencedora: un gran director (Steven Spielberg), un excelente reparto (Tom Hanks, Matt Damon, Jeremy Davies, Vin Diesel), brillantes efectos de sonido y un guión, en principio sencillo, pero muy efectivo y emotivo.

La trama consistía en un grupo de soldados, comandados por John Miller (Tom Hanks), quienes tenían la arriesgada misión de rescatar a James Ryan (Matt Damon), un soldado americano, que se extravió durante la invasión a Normandia, en plena Segunda Guerra Mundial, y al que se le murieron sus tres hermanos en combate. La primera media hora es impactante. Muestra con total realismo y crudeza una batalla por dentro. Las balas penetrando los cuerpos de los soldados, el sonido de los disparos, las explosiones y el terror de los protagonistas al intentar sobrevivir, demostraban que no era una película bélica del montón. El espectador notaba desde un principio que iba a vivir un espectáculo que quedaría guardado en su memoria.

Con esos primeros minutos, ya se ganaba el derecho a ser nominada. Pero mientras la película avanzaba, más se convertía en candidata a lograr el Óscar: las escenas mostraban actuaciones memorables de los soldados, quienes buscaban sobrevivir. Nunca una película de acción había mostrado tan de cerca las sensaciones del ejército. Nunca antes se había hecho tanto hincapié en mostrar qué tan aterradora podía ser una guerra.

Con este argumento como bandera, muchos críticos y el público en general, la consideraron como la película candidata al Óscar. La taquilla también acompañó: recaudó 481 millones de dólares en todo el mundo. Pero Hollywood miro hacia otro lado. Y el premio se lo llevó Shakespeare enamorado. El soldado Ryan, después de todo lo que sufrió, hubiese preferido otra cosa…

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