En la entrega de los Óscar de 1989, una película era candidata por sobre el resto de las nominadas. Y había logrado eso por sólo un condimento: su trama patriótica. Estados Unidos se caracteriza por ser un país que defiende con uñas y dientes su bandera, que ama a su nación bajo las condiciones más adversas. Entonces, si una película se basa principalmente en la Guerra de Vietnam, en la vida de un soldado, y en el cambio de mentalidad que una lucha puede ejercer, es de suponer que es la favorita por el jurado del país norteamericano a lograr la estatuilla más deseada.
Pero en muchas ocasiones, este mítico jurado hace oídos sordos a lo que se presume, y concede los premios por otros motivos. Eso es lo que pasó en la ceremonia de fines de la década del ’80. La película que arrasó esa noche fue Paseando a Miss Daisy, que se llevó 4 estatuillas de un total de 9 nominaciones (incluyendo el de mejor película). Pero no me voy a detener en este film, sino en Nacido el 4 de julio, una película pro-yanqui, que a pesar de ese condimento, se convierte en cebollita.
La película fue escrita, producida y dirigida por Oliver Stone. Y cuenta con la actuación de Tom Cruise en el papel de Ron Kovic, un veterano de guerra que participó en Vietnam, y que en 1976 escribió su biografía con el nombre de Nacido el 4 de julio (fecha en la que realmente nació Kovic). La película muestra desde el inicio el amor que el personaje tiene a su patria, y el deseo que posee desde pequeño en defender su bandera. Cuando se convierte en hombre, participa de la guerra, es gravemente herido, y queda paralizado de la cintura para abajo. Al retornar a su pueblo, se replantea las muertes, los combates y todo lo relacionado con la lucha de intereses. A partir de allí, habrá un cambio de mentalidad del protagonista. Pensará si lo que hizo, lo realizó por algún motivo que realmente valiera la pena.
Stone (quien logró el óscar a mejor director), se centró no sólo en mostrar el horror y el pánico a la hora de las batallas. También se interesó en dirigir el después. Es decir, en cómo Kovic reflexiona sobre lo que nos deja el odio, la intolerancia, la lucha entre pueblos, traducido en una guerra. La película es muy emotiva.
Pero en la noche de los Óscar, sucumbió ante el jurado. Tan sólo consiguió dos premios (director y montaje) de un total de ocho nominaciones. Una cifra bastante pobre. Una vez más se demostró que a la hora de premiar no importan los condimentos previos del film. Pero esta vez se dejó algo más en claro: la patria, a la hora de conseguir un premio, se deja de lado.
Tráiler de la película
No sé si vio la película, pero si hay algo que no es, es patriótica.
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