Deletrear su apellido no es tarea sencilla. Y eso chocaba con su deseo de ser actor. Cuando comenzó su carrera, los productores le pidieron que cambiara su nombre, y argumentaban que era muy largo. Pero él siguió para adelante. Y aprovechando su cuerpo, su buen humor, y porqué no su apellido, formó una carrera sólida delante de las cámaras.
Arnold Schwarzenegger nació en Austria, el 30 de julio de 1947. Sus padres (Aurelia y Gustav) no fueron lo que él hubiera deseado. Ellos eran muy estrictos y el deseo de ser rebelde no podía sobrevolar por su casa. Su infancia no fue fácil. Ante la desobediencia, llegaba el castigo. Y cuando sus padres lo golpeaban, él insistía más con la idea de “voy a hacerme rico, voy a ser alguien en la vida”. Su madre tenía un hijo de un matrimonio anterior. Él era Meinhard, el favorito de sus progenitores. Pero Schwarzenegger no tenía un buena relación con su hermano. Tampoco con su padre. Esto era tan evidente que no presenció sus funerales: Meinherd falleció en 1971 en un accidente de tránsito. Su padre, al año siguiente de un íctus cerebral. Cuando Schwarzenegger hacía mención a sus muertes, lo hacía sin emoción ni importancia.
El deporte lo relajaba. El atletismo, boxeo y fútbol era lo que él practicaba. Hasta que a los 15 años dejó todo por el culturismo. El advertía a sus conocidos: “Quiero ser el más fuerte del mundo”. Y empezó a frecuentar los gimnasios. Fue así como su cuerpo comenzó a ser el que todos conocimos. El de los bíceps marcados y los músculos formados. Y el culturismo le dio la posibilidad de viajar por primera vez a en avión. En 1966 se trasladó a Londres para participar en su primera competición: acabó segundo. Es por eso que el culturismo no fue algo más en su vida. Fue allí dónde logró un antes y un después. Esto también se veía en los premios que conseguía: Campeonato Europa Junior y Absoluto, cuatro veces NABBA Mr. Universo, una vez IFBB Mr. Universo y siete veces Mr. Olympia.
Su procedencia, su tamaño, sus músculos, podrían generar el prejuicio de alguien frío, malhumorado. Pero Arnie es muy diferente a esto. Es alguien con un gran sentido del humor, amable, colaborador. Pero él sentía que en su vida faltaba algo. Buscaba lograr el deseo máximo: ser actor. Y sus músculos lo iban a ayudar. En 1970 logró el papel de Hércules. Luego de algunos papeles menores, llegó el momento del estrellato máximo. En 1982 protagonizó Conan el bárbaro, y ahí no paró. Usando sus dotes físicos, era elegido para papeles que sólo él podía hacer. Los productores lo elegían siempre. Y las décadas del ’80 y ’90 fueron las mejores de su vida. Los éxitos se sucedían: Commando, Terminator, Depredador, El vengador del futuro..
Antes de los 30 años ya era millonario. El cine había colaborado en ese sentido. En 2004 y 2007 la revista Time lo nombró como una de las 100 personas que ayudan al mundo. El dinero mucho no le importa a Schwarzenegger: “El dinero no da la felicidad. Ahora tengo cincuenta millones pero ya era feliz cuando tenía cuarenta y ocho”, recalcaba con su habitual sentido del humor.
En 2003 fue elegido como gobernador de California. Era la primera vez que un extranjero llegaba tan lejos en la política de Estados Unidos desde 1862. En 2007 fue reelegido en el poder. Luego de dos mandatos, la legislatura no le permitía un tercero, por lo que debió abandonar su despacho a principos de 2011. Demostraba que no sólo en las pesas y el cine era un distinto. A la hora de tomar decisiones para el pueblo, él tambien sabía que hacer. En realidad siempre supo que hacer, desde chiquito tenía en la mente ser alguien en esta vida.
Arnold Schwarzenegger on PhotoPeach
No está mal. Tiene que tener cuidado con los detalles. El nombre del hermano está escrito de dos maneras distintas, por ejemplo.
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