
La pareja protagónica de esta comedia son Jack Nicholson y Helen Hunt. Sus actuaciones rozan la perfección y fueron muy valoradas por la crítica. La Academia notó sus grandes trabajos y decidió premiarlos con los Óscar a mejor actor y mejor actriz por esta película. Pero estos son los únicos premios que el film logró. Las estatuillas a mejor película, actor de reparto, guión original, banda sonora y montaje debió verlas pasar.
No siempre una comedia es bien recibida por el público y es valorada. No siempre una película de este estilo tiene la posibilidad de ser nominada al Óscar. Su guión tiene que ser inteligente, sus gags tienen que ser entendibles, pero a la vez bien pensados. Eso pasó con Mejor… imposible, película que logró algo increíble. Su guión es sencillo, pero ahí es donde saca una ventaja sobre otras comedias. En esta película, Nicholson interpreta a Melvin, un escritor romántico que sufre de trastorno obsesivo compulsivo (TOC), que lo obliga a vivir de una manera diferente que el resto de la sociedad. Melvin tiene algunos rituales muy sorprendentes: cuando llega a su casa prende las luces cinco veces, tira los guantes que usa, siempre se lava las manos con un jabón nuevo, no toca las rayas del piso y camina saltándolas. Obviamente cuando está en la calle no soporta tener contacto físico con las demás personas.

Un guión efectivo, buenas actuaciones, escenas de comedia muy interesantes, esos eran los atributos con los que contaba Mejor… imposible. Pero para James L. Brooks lo que le resultó imposible fue ganar, en especial si enfrente estaba el tanque de Titanic.
Veamos un pequeño fragmento de la película:
Peliculón
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