A la película Mejor… imposible, de 1997, le tocó bailar con la más fea en la entrega de los premios Óscar de ese año. Si bien la comedia de James L. Brooks tenía condiciones como para levantar la estatuilla más importante, compartió terna con Titanic, la superproducción de James Cameron. Esta película se alzó con 11 de las 14 nominaciones que tenía. Un verdadero éxito, ya que sólo 3 películas lograron esa cantidad de premios en la historia del cine (Ben Hur y El señor de los anillo: el retorno del Rey, también)
La pareja protagónica de esta comedia son Jack Nicholson y Helen Hunt. Sus actuaciones rozan la perfección y fueron muy valoradas por la crítica. La Academia notó sus grandes trabajos y decidió premiarlos con los Óscar a mejor actor y mejor actriz por esta película. Pero estos son los únicos premios que el film logró. Las estatuillas a mejor película, actor de reparto, guión original, banda sonora y montaje debió verlas pasar.
No siempre una comedia es bien recibida por el público y es valorada. No siempre una película de este estilo tiene la posibilidad de ser nominada al Óscar. Su guión tiene que ser inteligente, sus gags tienen que ser entendibles, pero a la vez bien pensados. Eso pasó con Mejor… imposible, película que logró algo increíble. Su guión es sencillo, pero ahí es donde saca una ventaja sobre otras comedias. En esta película, Nicholson interpreta a Melvin, un escritor romántico que sufre de trastorno obsesivo compulsivo (TOC), que lo obliga a vivir de una manera diferente que el resto de la sociedad. Melvin tiene algunos rituales muy sorprendentes: cuando llega a su casa prende las luces cinco veces, tira los guantes que usa, siempre se lava las manos con un jabón nuevo, no toca las rayas del piso y camina saltándolas. Obviamente cuando está en la calle no soporta tener contacto físico con las demás personas.
Pero durante la película, la forma de ser de Melvin irá cambiando. En eso influirá su vecino gay (Greg Kinnear), que ante un ataque y posterior hospitalización, le ofrece el cuidado de su perro. El animal cambiará ciertas actitudes pasadas del escritor, e intervendrá en su estado de ánimo. La mesera Carol (Hunt), es la única que atiende a Melvin en el restaurant al que él asiste. No se llevan del todo mal, y ella es la única al que él acepta dentro del lugar. Mientras pasan los días, él se sentirá atraído por ella e intentará enamorarla. Ella lo rechaza, pero al final de la película se observa que son novios.
Un guión efectivo, buenas actuaciones, escenas de comedia muy interesantes, esos eran los atributos con los que contaba Mejor… imposible. Pero para James L. Brooks lo que le resultó imposible fue ganar, en especial si enfrente estaba el tanque de Titanic.
Veamos un pequeño fragmento de la película:
Peliculón
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